La navidad se
acerca inexorable y comienzan las reuniones familiares, las cenas con
amistades, y con ellas, se despiertan emociones que, en muchas ocasiones,
teníamos reprimidas, surgen conflictos internos y también con los demás.
Para haceros más
llevadera esta época, y, en la medida de lo posible, más feliz queremos
compartir con vosotras/os una serie de consejos que esperamos que os resulte de
utilidad.
Es muy posible que en estas reuniones surjan temas polémicos
que incluso lleguen a acabar en disputas. Bien, pues no te vamos a decir que te
calles como quizás has hecho hasta ahora, o que agaches la cabeza y luego
lidies tú con tus reacciones, ni mucho menos. Tampoco se trata de ir a pecho
descubierto buscando bronca y llevarnos el disgusto. Nuestra recomendación es
que te defiendas y confíes en tu criterio, que te muestres asertiva/o, pongas
límites y recuerdes tu derecho a expresar tus opiniones y que éstas sean
tenidas en cuenta.
Otra fuente de conflictos habitual está relacionada con las
tareas asociadas a la cena, las compras, los cuidados, la casa…tareas que habitualmente
recaen en las mujeres, tareas invisibles que damos por hechas. Así que. aquí va
nuestro consejo, corresponsabilízate, colabora, agradece, y sí eres de las que,
hasta ahora, lo has hecho tú sola, implica a la familia, delega, pon límites,
conecta con tus necesidades y tu derecho a disfrutar de las navidades y tener
las fiestas en paz.
No nos olvidamos de los regalos que también pueden volverse
un quebradero de cabeza, y con respecto a esto, te pedimos que desarrolles tu
empatía y pienses en la persona a la que va dirigido, sin olvidar que, como
bien sabéis, las cosas más importantes de la vida, como el tiempo o el cariño,
no cuestan dinero, aunque no tengan precio.
No podemos dejar de recordaros también que la navidad es una
excelente oportunidad para romper con todos nuestros “deberías de”,
expectativas, roles y mandatos de género. Basta de ansiedad y culpa por no
cumplir esas expectativas, mereces lealtad hacia ti misma/o, porque, si para
que los demás estén bien tú tienes que estar mal, todo deja de sentir sentido.
Y, por último, simplemente transmitiros que pasar la navidad
con la familia es simplemente una opción entre otras muchas. Hay
vida y disfrute fuera de los lazos de sangre, hay personas con las que vamos
creando otros vínculos que nos aportan experiencias reparadoras, que nos escuchan,
legitiman, apoyan y nos ayudan a evolucionar. Es nuestra familia elegida que, en
ocasiones funciona como complemento a la familia de origen, enriqueciendo aún
más nuestras relaciones, y en otras, cubre las necesidades afectivas que la
familia biológica no satisface. La recomendación es clara en este punto: Busca tu familia elegida y tu refugio seguro,
y después, disfrútala.
Feliz Navidad