En España, Delegación del Gobierno para la Violencia de Género y otras entidades, han realizado diversos estudios que arrojan cifras que muestran un aumento de violencia de género entre la juventud y la adolescencia, y, sobre todo, una mayor tolerancia a determinadas formas de violencia que no se interpretan como tal, pero que son claras actitudes de control.
Una investigación de la Universidad Internacional de Valencia revela que el maltrato psicológico está presente en los noviazgos entre adolescentes con mayor frecuencia, en concreto, 9 de cada 10 adolescentes el 95,3% de las chicas y el 92,8% de los chicos admiten haber ejercido este tipo de violencia sobre sus parejas.

Las y los jóvenes no poseen los conocimientos para detectar, comprender y reaccionar ante la violencia en sus relaciones, la principal razón es que no la ven, sólo identifican la violencia física grave, porque las pautas de interacción machistas y tóxicas están muy normalizadas, se banalizan e incluso se consideran inevitables, porque son aprendidas desde la más temprana infancia. Se aprenden a través de la educación, de la transmisión de roles de género en la familia y en la escuela, en los medios de comunicación.
Además, la VG está intrínsecamente ligada al imaginario social sobre el amor, es decir a la forma en que tenemos de concebir qué es el amor y cómo hay que vivirlo, y a los modelos amorosos que nos transmiten un amor vinculado al sufrimiento. Se siguen perpetuando mitos y falsas creencias sobre las relaciones de pareja que se traducen en problemas a la hora de relacionarnos como una dependencia emocional hacia la pareja, que te priva de tener espacios privados, concepciones erróneas del amor como que “el amor lo puede todo, exige sacrificio y entrega total” y otras creencias dañinas como “es celoso porque me quiere”.
Prevenir la VG implica cambiar esa idea romántica del amor y la socialización sexista, hay que cambiar todas las ideas sobre cómo ser una buena chica y cómo ser un hombre de verdad. Tenemos que dar a los jóvenes referentes de masculinidad y feminidad alternativos e igualitarios y educarles para que puedan vivir sus relaciones desde el respeto hacia la libertad de la pareja.
Bárbara Zorrilla Pantoja
Psicóloga experta en Violencia de Género