El término luz de gas se utiliza para referirnos a una forma de maltrato psicológico habitual que tiene como finalidad transformar el juicio y la realidad subjetiva de la víctima.
El nombre de este tipo de violencia proviene del título de una obra literaria de Patrick Hamilton, que posteriormente se llevó al teatro y al cine. En esa película, el marido intenta convencer a la mujer de que está loca y para ello, utiliza estrategias típicas de los maltratadores como fingir olvidos cuando están tratando asuntos importantes, cambiar las cosas de sitio o repetirle que tiene delirios y que esas luces que avista en el ático no existen.
Es una forma de violencia muy destructiva porque se ejerce de manera continuada, mediante el ejercicio de un acoso sutil e indirecto, pero constante, repetitivo, que no cesa y no da tregua. Todo ello va generando una tremenda confusión en la mujer que lo sufre, hasta el punto en que se llega a sentir responsable de las conductas de violencia emitidas por el maltratador y merecedora de ese trato, mientras duda de todo lo que ocurre a su alrededor, lo que tiene un efecto paralizador en la mujer y contribuye a que permanezca en un estado de bloqueo y sin la suficiente lucidez y claridad mental para darse cuenta de lo que está ocurriendo y poder reaccionar de manera adecuada.
Por eso, resulta fundamental que aprendamos a identificar la violencia de tipo psicológico, porque suele pasar desapercibida, a pesar de los efectos tan dañinos que tiene para la víctima. Las mujeres que sufren cualquier tipo de maltrato, siguen sin denunciar, los resultados de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015 muestran que sólo el 28,6% de las mujeres que han sufrido violencia de género ha denunciado su situación. Si además, no sufren violencia física, es mucho más difícil que puedan visibilizar y tomar conciencia de lo que les pasa y del riesgo al que están expuestas.
Algunos signos que pueden ponernos en alerta de que podemos estar sufriendo este tipo de maltrato es que tu pareja tenga este tipo de comportamientos de forma habitual:
– Señalar todos los fallos y errores que cometes.
– Culpabilizarte de todo lo que ocurre y hacerte pensar que los castigos son merecidos.
– Tacharte de loca o desequilibrada
– Presentarse como una víctima
– Llevarte la contraria, poner en duda o discutir todo lo que dices.
Si además, empezamos a sentir sensación de irrealidad, de duda permanente, si empezamos a cuestionarnos si lo que está pasando a nuestro alrededor es real, si nos sentimos inseguras, culpables, desconfiamos de nuestro propio criterio… podemos sospechar que estamos sufriendo este tipo de abuso.
Si empezamos a experimentar este tipo de consecuencias psicológicas, y, si además cuando hablamos con la pareja, ésta reacciona como viene haciendo hasta ahora, haciéndote ver que son imaginaciones tuyas, minimizando lo ocurrido, tachándote de exagerada o histérica, etc. Es recomendable acudir a alguien ,especialista en el tema, que nos ayude a identificar lo que está pasando, realizar una atribución causal correcta de las conductas del maltratador, y relacionar nuestra sintomatología con todas esas estrategias que él ha ido poniendo en marcha. Ese será el primer paso para poder liberarnos de esta relación abusiva y poder reparar el daño causado y recuperarnos.
Bárbara Zorrilla Pantoja
Psicóloga experta en Violencia de Género
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