Existen numerosos mitos en torno al concepto de violencia de género que entrañan, entre otros riesgos, que ésta continúe siendo invisible en sus formas más sutiles y que desvían la atención sobre las verdaderas causas de la violencia de género.
El concepto de mito en este contexto hace referencia a las ideas distorsionadas erróneas y sin fundamento pero que están tan arraigadas en nuestro imaginario colectivo que no se suelen poner en duda.
La violencia contra las mujeres está rodeada de mitos y prejuicios que minimizan y justifican el comportamiento de los hombres a la vez que responsabilizan a las mujeres de la violencia sufrida.
Desgraciadamente, hay tantas ideas preconcebidas, que, en este artículo, no podemos dedicarnos a desmontar todas. Pero no quiero quedarme sin transmitir lo peligroso que resulta la existencia de estos mitos, porque dan lugar al mantenimiento de muchas creencias erróneas, que, influyen negativamente, no sólo en las mujeres víctimas de malos tratos, sino en toda nuestra sociedad. La razón es que estas creencias dificultan a las mujeres la percepción de la realidad que están viviendo, la identificación de las distintas conductas de control y violencia, muchas veces impiden actuar de forma efectiva tanto en la detección, como en la intervención social, sanitaria o judicial, y, en definitiva, acaban perpetuando la existencia de la violencia de género.
Vamos a repasar algunos de estos mitos, tratando de agruparlos por las consecuencias que conlleva:
En primer lugar, están los que permiten individualizar el fenómeno de la violencia machista, como si fuera algo privado, de casa, que no va con toda la sociedad, olvidándonos del término corresponsabilidad y del origen sociocultural de la violencia. Aquí situaríamos creencias como…
“La violencia de género se da solamente en sectores socialmente desfavorecidos o marginales y con escasos recursos económicos”
“Los malos tratos los sufren mujeres con unas características determinadas de personalidad o que tienen un comportamiento provocador”
“Las mujeres que continúan y “aguantan” una relación de maltrato durante tiempo, incluso años, es porque quieren”
Además, estos mitos, nos muestran un concepto muy acotado de lo que es violencia, refiriéndose sólo a violencia física o sexual extrema. Se olvida la violencia estructural, simbólica, los micromachismos, el maltrato sutil, obviando las dañinas consecuencias que conllevan para las mujeres que la sufren, que creedme, suelen ser bastantes más graves de lo que pensamos. La violencia grave es sólo la punta del iceberg, debajo de él y aparentemente oculto ante nuestros ojos, se siguen produciendo una ingente cantidad de violencias psicológicas, sociales, económicas, emocionales… que continúan sufriendo una enorme cantidad de mujeres en su vida cotidiana. Veamos:
“Los malos tratos a mujeres son actos o comportamientos aislados”
“Si de verdad la pegara, ya lo habría denunciado”
“Una mujer sufre violencia de género sólo cuando la golpean”
“La violencia psicológica no es dañina ni peligrosa como la física”
No faltan los mitos que explican la violencia por factores ajenos al hombre, lo que les justifica a la vez que niega los beneficios y la utilidad que el ejercicio de esta violencia conlleva para los que la ejercen. Y es que los maltratadores utilizan la violencia de forma intencional y selectiva con el objetivo de que la mujer permanezca sometida y subordinada.
“Todos los maltratadores han sufrido violencia durante la infancia”
“Los hombres que agraden a las mujeres cuando han consumido alcohol y otras drogas”
“Los hombres que ejercen violencia tienen algún tipo de trastorno psicológico”
“Si un hombre atraviesa una situación potencialmente estresante como encontrase en desempleo o haber tenido un problema grave es normal que se le vaya la mano”
Ha sido un breve recorrido pero suficiente para comprobar que la mayoría de estos mitos se basan en estereotipos y en creencias sexistas. Y que resultan muy dañinos, ofreciendo imágenes distorsionadas sobre maltratadores y víctimas, invisibilizando y minimizando la gravedad real de la violencia contra las mujeres.
Es necesario y urgente que tomemos conciencia que el fin de la violencia de género empieza por la toma de responsabilidad y el esfuerzo de todas las personas que formamos la sociedad. Tenemos que informarnos adecuadamente de lo que sucede a nuestro alrededor, así como de las verdaderas causas de la violencia de género que no son otras que la desigualdad entre géneros y la tolerancia hacía la violencia. Mientras no tengamos claro qué origina y qué mantiene la violencia machista no vamos a poder acabar con ella.
Bárbara Zorrilla Pantoja
#violenciadegénero